Hace casi diez años que comparto docencia con Julia. Ella con su educación física y yo con mi tutoría. En los dos últimos cursos, casi todos los especialistas además debían llevar una tutoría, como le ocurrió a ella.
Así hasta que esta mañana le llegó su momento y, con todo su cariño hacia la profesión, dio un paso al frente y terminó su trabajo en las aulas, en el gimnasio, en el pabellón, en las pistas, en los encuentros,...
Pasa a vida mejor, aunque por la experiencia de los otros jubilados que nos vienen a visitar, seguro que ella ocupará hasta el último segundo de su tiempo.
Aquí la vemos con un regalo con todo el cariño de sus alumnos, colocando, soplando y partiendo la tarta.
El mundo es demasiado pequeño y seguro que coincidiremos en cualquier esquina cuando menos nos lo esperamos.
Disfruta de tu jubilación. Tu puesto lo ocupará otro, pero el hueco que dejas es imposible de llenar. Gracias, compañera.
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