Allá por los años sesenta del siglo pasado, niños como yo veíamos a este atleta, aventurero y periodista en televisión y nos parecía un superhombre. Como atleta no tuvo rival en España en lanzamiento de disco, jabalina o martillo. Cuando acabó su etapa deportiva se dedicó a la aventura y al periodismo de guerra. A punto estuvo de morir en alguna ocasión, incluso luchando contra una anaconda.
En su edad madura se inventó otro tipo de aventura, que al final se le denominó La ruta del Quetzal.
Hoy se nos fue este mito y se convierte en parte de la leyenda.
Descanse en paz y que su memoria perviva en nuestras retinas para siempre.
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